miércoles, 21 de mayo de 2014

El mito de la caverna

El mito de la caverna:
La Alegoría de la caverna (también conocida por el nombre de Mito de la caverna, aunque está mucho más cerca de ser una alegoría que un mito) es considerada la más célebre alegoría de la historia de la filosofía junto con la del carro alado. Su importancia se debe tanto a la utilidad de la narración para explicar los aspectos más importantes del pensamiento platónico como a la riqueza de sus sugerencias filosóficas.
Se trata de una explicación metafórica, realizada por el filósofo griego Platón al principio del VII libro de laRepública, sobre la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. En ella Platón explica su teoría de cómo con conocimiento podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos) y el mundo inteligible (sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón).

El mito de la caverna:  
Platón describió en su alegoría de la caverna un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por el pasillo del muro circulan hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.
Estos hombres encadenados consideran como verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas.


Este texto pertenece al libro VII de República de Platón. En concreto este texto representa el mito de la caverna, mito que se ha aplicado en muchos estados como en la película de Matrix.
Para los espectadores es como si no existiera la luz natural, de ahí la necesidad de un fuego bien dispuesto. Hay una tapia entre el fuego y los espectadores, y entre ella y el fuego desfilan hombres portando objetos. Estos objetos proyectan sombra en la pared de la cueva, y esas sombras son lo único que ven los espectadores. Además la pared-pantalla tiene eco, y por eso para los cautivos parecen venir de ellas las palabras que pronuncian los hombres que pasan detrás de la tapia. 

Un Platón de nuestro siglo hubiera supuesto un micrófono y un altavoz. Queda claro que las sensaciones son totalmente indirectas. Los prisioneros sólo ven sombras producidas no por el medio natural de la luz del sol sino por algo que es remedo, el fuego (sombra del sol), y no oyen la voz humana, sino el eco (sombra de la voz). 

Viven entre sombras de sombras.

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